10 septiembre, 2024Cámaras digitalesDos visiones, un arte: Javier Milla entrevista a Katy GómezRecientemente, el fotógrafo de naturaleza Javier Milla, entrevistó a la fotógrafa de viajes y retratos Katy Gómez. Reunidos en el antiguo Hospital de Santiago, un centro cultural de Úbeda (Jaén), repasaron la extensa experiencia de Katy Gómez con la fotografía o su relación con Fujifilm.

1.- La fotografía, sentir la fotografía, es una forma de entender la vida… tú has aportado mucho a la fotografía y eres un referente para este mundillo, pero… ¿Qué te ha aportado a ti?
Hace más de cuatro décadas que la fotografía me acompaña en mi viaje por la vida añadiendo una capa extra de significado. Utilizo mi cámara como una herramienta que me conecta de forma más vital y completa con el mundo.

La fotografía me ha facilitado conocer a gentes con la comparto la pasión y el gusto por la fotografía. A veces, ha sido una herramienta terapeútica y desde luego me ha dado incontables alegrías y me ha hecho vivir experiencias alucinantes.

Considero que ser fotógrafa, más que un oficio, es un estilo de vida y un pasaporte para conocer lugares y gentes a las que nunca me hubiera atrevido a abordar sin una cámara en mis manos. Las fotografías son un laberinto de sensaciones y el mejor medio para guardar la memoria; una invitación para huir de la fatiga vital y mantener joven el espíritu.

2.- Eres una gran viajera, creo que es tu otra pasión, pero… ¿serías capaz de hacer un viaje a un lugar soñado si la condición para poder hacerlo, fuera dejarte el equipo en casa (y sólo poder usar el móvil para hablar)?
No concibo viajar sin una cámara en mis manos así que lo pasaría fatal y dudo que me compensara la experiencia. No hay nada comparable a estar frente al mundo siendo fotógrafos, lejos de apartarme de la experiencia, fotografiar me hace sentir de forma más intensa y emocional la esencia del destino.

El mundo sigue siendo para mí una especie de escenario mágico y la cámara se ha convertido en mi compañera inseparable, con ella voy narrando mi viaje de la misma manera que lo haría un escritor con su diario. Esas imágenes se convierten en un registro pausado para revivir el destino, recordar momentos y lugares, experimentar sensaciones y evocar luces, colores y gentes… En las fotografías encuentro y disfruto de los finos matices que pasaron al galope durante el viaje.

Viajar para fotografiar es una actitud y el encuentro entre dos pasiones que me aproximan a una realidad más sensorial que geográfica. No podría disociar ambas actividades.

Katy Gómez fotografiada por Javier Milla

3.- “Trashumancia”… ¿qué significa para ti a nivel emocional, plástico y de vida?
Para mi la trashumancia es un tema fotográfico con el que siento una conexión plena, pero también es una estrategia de vida, empleada por millones de personas en todo el mundo para convertir recursos naturales escasos y variables en una fuente sostenible de alimentos sanos y éticos a la vez que permite una forma de vida en los lugares más difíciles y extremos de la tierra.

A nivel plástico y emocional la trashumancia me ha permitido mantener un proyecto fotográfico de largo recorrido con el que me siento implicada y comprometida para reunir un corpus fotográfico que ayude a visibilizar la tremenda labor medioambiental, social, cultural y económica que realizan los ganaderos trashumantes. La fotografía es un instrumento de cultura, pero también una herramienta de comunicación para contar historias con causa y difundir valores sociales o ambientales contribuyendo a que calen en la sociedad. Como expresaba Jacques Cousteau: “El ser humano solo protege lo que ama, y solo ama lo que conoce”.

4.- ¿Ves mucha fotografía? ¿Tienes algunos referentes de culto? ¿Prefieres verlas en pantalla o impresas?
La fotografía como disciplina artística es un medio culto, y como tal, considero imprescindible aprender de los maestros para educar la mirada y para ser mejores fotógrafos. Eduardo Momeñe considera que si sabemos reconocer una buena imagen, estaremos más cerca de realizar una fotografía más intencional y significativa.

Me encanta fotografiar, pero también soy una gran consumidora de fotografía, ya sean exposiciones, libros de fotografía, conferencias, talleres… No se trata de copiar, se trata de mirar y descubrir cómo los grandes usan la luz y el momento, su forma de ver el mundo, sus decisiones compositivas, su intención. En realidad con esas fotografías que te interesan, vas creando tu particular fototeca visual y en nuestro cerebro se irán almacenando ideas, detalles, recursos expresivos y los patrones visuales de las grandes fotografías.

Todo este bagaje va generando cultura visual, elementos, ideas, materia prima de calidad que va enriqueciendo el sustrato fotográfico. Y así, lentamente, se empiezan a establecer conexiones y a germinar nuevas ideas que pasadas por el filtro de nuestra sensibilidad, experiencias vitales o bagaje cultural, acabarán por reflejarse en nuestras fotografías y aparecerá el rastro de autor con mirada propia.

Hay grandes fotógrafos y fotógrafas que han guiado mi mirada. Son fotógrafos influyentes que han dejado una enorme huella y que tienen un porfolio inmenso que los convierten en referentes visuales como Sebastiao Salgado, W.Eugene Smith, Henri Cartier-Bresson, Tino Soriano, Sergio Larraín, Kouldeka, Cristina García Rodero, Vivian Maier, Fan Ho, Steve McCurry, Alex Webb, Flor Garduño, Isabel Muñoz, Alessandro Bergamini, etc.

Desde la irrupción de la fotografía digital, hemos descuidado el placer de sentir la fotografía en papel. Devoramos imágenes a la misma velocidad vertiginosa que las olvidamos, mientras seguimos acumulando archivos digitales en el limbo cibernético sin nada tangible que les dé soporte. Vivimos en medio de una sobredosis de fotografías que está empachando nuestros sentidos.

Personalmente, no conozco un escenario más digno para una buena fotografía que su puesta en papel, es el momento más glamuroso y bello para disfrutar del resultado. Sentir el tacto de una fotografía en papel de alta calidad, proporciona un confort emocional y una sensación de disfrute mucho más intensa.

Javier Milla inmortalizando a Katy Gómez

5.- ¿Qué importancia das a la técnica? ¿Lo suficiente para hacer bien las fotos que quieres hacer o te interesas por nuevas técnicas? ¿Ves muchos tutoriales?
La justa y necesaria. Aunque soy más fotógrafa de corazón que de técnica, se precisan unos conocimientos técnicos mínimos para obtener un resultado estético que responda a nuestra visión personal y nuestro interés creativo.

Los fotógrafos somos esclavos del instante. En fracciones de segundo tenemos que activar nuestros recursos técnicos y emocionales para inmortalizar un fragmento del tiempo que tenga sentido estético y/o emocional. Personalmente, me gusta aprovechar los avances de la tecnología para automatizar ciertos ajustes que me facilitan la rapidez en la toma. Intento que la cámara sea una extensión de mi mirada y que el manejo de los diales se convierta en un acto reflejo.

Como señala Carl Mydansr: “Uno se convierte en fotógrafo cuando ha superado las preocupaciones del aprendizaje y en sus manos la cámara se convierte en una extensión de uno mismo. Entonces comienza la creatividad”.

Mi interés por conocer técnicas novedosas es bastante básico, prefiero preocuparme en obtener una imagen técnicamente correcta en cámara que me ahorre tiempo en el revelado digital.

6.- Nosotros no vivimos sólo de la fotografía. Pienso que esto es una ventaja creativa y de libertad a la hora de elegir temas, localizaciones, técnicas, incluso equipo… ¿Estás de acuerdo?
La palabra amateur tiene para mí un significado semántico muy especial, hacemos fotos por amor a la fotografía y sin que ello suponga nuestro medio de vida, ni presuponga que nuestras fotografías no puedan alcanzar una calidad profesional. El término no guarda relación con el nivel de capacitación o idoneidad en la actividad, sino con la motivación por la cual se realiza.

Los fotógrafos amateur vivimos la fotografía de forma pasional aunque no vivamos de la fotografía. En los albores de la era fotográfica, este era un mundo de amateurs, una élite de aficionados creativos.
Cualladó, premio nacional de fotografía o Vivian Mayer, siempre fueron amateurs. De hecho, considero que la esencia mas creativa de los fotógrafos y fotógrafas profesionales se conserva en su espíritu amateur.

Son varios los retos que afrontamos los fotógrafos amateur en nuestro afán por conseguir fotografías de calidad con valores estéticos y emocionales. Considero que uno de los factores limitantes más importante es el tiempo. Muchos de nosotros solo disponemos de nuestras vacaciones y del tiempo libre que nos permiten nuestras ocupaciones laborales y, en fotografía para llegar al corazón de las historias que queremos contar, necesitamos una dosis generosa de tiempo. Por eso considero que los proyectos de cercanía con los que siente un apego emocional potente puede ser un excelente soporte para desarrollar nuestra creatividad.

A cambio, como tu comentas, las fotógrafas amateurs tenemos libertad absoluta para elegir los temas que nos interesan, sin pensar en las facturas del mes. Es estimulante e inspirador que nuestras fotografías consigan comunicar nuestras sensaciones y que las personas que vean nuestras imágenes puedan sentir el pálpito de la vida que late en ellas, pero sin olvidar nuestro espíritu amateur y la relación íntima y personal que nos regalan nuestras fotografías para goce propio.

Ciertamente, no podemos dedicarnos plenamente a la fotografía pero tampoco conozco muchos fotógrafos y fotógrafas que puedan vivir exclusivamente de su obra o que no tengan otra profesión que les aporte un ingreso complementario. Digamos que como los buenos amantes, vivimos un apasionado idilio con la fotografía, fugaz pero intenso.

Katy Gómez fotografiada por Javier Milla

7.- Acabas de viajar a Etiopía (3º vez) y Nigeria (1ª vez). ¿Qué te hace volver a ciertos lugares? ¿Qué te hace elegir un nuevo destino? ¿Qué te ha aportado este último viaje?
África aparece siempre en mi lista de deseos viajeros, cada cierto tiempo necesito volver para sentir su vitalidad y la fuerza que ruge en esta tierra. Etiopía en particular, es un país extraordinariamente rico y variado en historia y cultura que resulta inabarcable en una sola visita y que lo hacen adictivo para los sentidos.

Etiopía te atrapa por el torbellino de color de sus mercados, por el realismo mágico de sus paísajes, por la elegancia innata de sus mujeres, por la impresionante paleta étnica, por el cosquilleo del frente a frente con la mirada, porque conservan culturas ancestrales que viven de manera sostenible con la naturaleza y por su capacidad de resistir en un mundo tan globalizado. Etiopía siempre hechiza y sorprende, a pesar de sus mágicas y trágicas contradicciones.

Mi último viaje por el norte de Nigeria ha sido un tumulto de sensaciones que requieren una digestión pausada. Un lugar complejo, que te saca fuera de tu zona de confort y que te permite experimentar otras culturas que aportan diversidad y riqueza al género humano. Si tuviera que escoger un simple pensamiento sobre esta tierra hecho fotografía, sin duda, elegiría la juventud y la belleza de sus gentes.
Hay que darle tiempo a las emociones para que reflexionen…

8.- ¿Cómo fue tu paso a Fujifilm y cuál ha sido tu evolución con la marca? ¿Cuál es en la actualidad, tu equipo imprescindible cuando preparas la maleta?
Debo decir que no soy una fotógrafa fetichista de los equipos, considero que la cámara es la herramienta para experimentar el mundo, pero el corazón que palpita detrás de ella es su pieza más valiosa. Dicho esto, sí que debo sentir buenas vibraciones y tener un buen acople con mi cámara.

Soy usuaria de la marca Fujifilm desde hace mucho tiempo. De hecho, mi paso de la fotografía analógica a la digital en 2001 fué precisamente con la cámara Fujifilm modelo Finepix 4900s, que tenía la asombrosa resolución 4,3 megapixel. Parece que estoy hablando de un tiempo pretérito muy anterior, pero no hace tanto… ¿ó sí?. Tras una época con cámaras full frame, volví a Fujifilm en 2015, con el modelo X-E2, pasando por diferentes modelos hasta hoy.

Personalmente me gusta un equipo ligero y compacto que pase desapercibido y que pueda transportar cómodamente. Viajar significa estar muchas horas pateando, expuesta a la climatología adversa, incomodidades, largos trayectos a pie, carreteras infames…No hay nada más cansado y exasperante que ir tan cargada que no te queden fuerzas para hacer fotos.

Actualmente trabajo con una Fujifilm X-T5 y una Fujifilm X-H2, cámaras relativamente ligeras y versátiles, con una buena ergonomía y un diseño muy estético, a un precio razonable. Un equipo que me permite adaptarme de forma rápida y efectiva a las diferentes escenas que se suceden en mis trabajos fotográficos.

Mis objetivos favoritos son el XF18-55mmF2.8-4 R LM OIS. Me parece una lente todo terreno y de elección si quiero ir muy ligera, pero a la vez cubrir las distancias focales más frecuentes. También dispongo del XF10-24mmF4 R OIS WR, el XF55-200mmF3.5-4.8 R LM OIS, el XF56mmF1.2 R y el XF23mmF2 R WR. Dependiendo del motivo a fotografiar, suelo incluir uno o máximo dos objetivos en mi bolsa. El resto se quedan en casa así practico economía de peso sin renunciar a llevar el equipo adecuado en función de la situación fotográfica.

Otros accesorios que añado a mi bolsa son un kit de limpieza, baterías de recambio, tarjetas y una powerbank. Últimamente, el trípode y el flash suelen quedarse en casa.

9.- Recientemente se ha publicado tu libro “El viaje de la mirada”, después de tres años de trabajo para reflejar cuatro décadas de viajes y fotografía. Personalmente, pienso que escribir un libro y más como este, de vivencias, es un acto de abrir tu yo más íntimo, al público. ¿Qué ha supuesto para ti el que este libro haya visto al fin la luz?
El viaje de la mirada es un inesperado y estimulante encargo de la editorial JdeJ Editores para su colección fotoruta, y aunque inicialmente, me pareció una empresa demasiado complicada para abordar, me animó la curiosidad por compartir mi visión fotográfica y el reto de ordenar mi propia obra fotográfica para dar significado a todas las experiencias y reflexiones acumuladas durante más de cuatro décadas de viaje y fotografía. En sus páginas recojo el resultado de mi propio viaje como fotógrafa.

Escribir es un pretexto para documentarse y aprender, escribir a fuego lento nos obliga a poner en orden nuestros propios pensamientos, a reunir fragmentos dispersos de información y a ordenar y destilar su significado. Este libro me ha dado la oportunidad de organizar y cohesionar todos esos aprendizajes e ilustrarlos con mis fotografías más significativas. Una suerte de epifanía verlos impresos en este libro.

Entre cañas y conversación, al terminar la entrevista, Katy Gómez le propuso a Javier Milla hacerle algunas preguntas sobre su fotografía.

1.- Llevas muchos años en fotografía. ¿Qué aporta la fotografía en tu vida tanto cuando llevas una cámara en la manos como cuando no?
Comencé a fotografiar muy muy joven y desde entonces la fotografía forma parte de mi vida, no concibo un viaje o una salida al monte, sin mi equipo. Incluso en el día a día, terminas mirando siempre con “ojos de foto”, hago bastantes fotografías “sin cámara” que quedan grabadas sólo en mi memoria. Además, en naturaleza, hacemos muchas menos fotos de las que vemos.

2.- Quizás porque yo soy “tecnorrígida”, siempre he admirado tu capacidad para dominar la técnica, me consta que desde que tienes tu equipo Fujifilm X-H2S, el vídeo forma una parte importante de tu trabajo. ¿Qué te da el vídeo que no te aporta la fotografía? ¿Pueden ser compatibles?
Soy, por encima de todo, fotógrafo y un novato total en una disciplina tan compleja como es el video. Sí es cierto que con las posibilidades de grabación de las cámaras actuales, me he propuesto aprender lo básico del video, para poder documentar algunas especies, su comportamiento y entorno, montando algunos cortos sin demasiadas pretensiones.

Sobre todo busco captar un momento especial, único, en una fotografía, pero el video te ofrece la posibilidad del movimiento, que también me atrae mucho. ¿Son compatibles? Creo que sí, pero pienso que, al menos para mí, el video siempre será algo complementario a la fotografía, por equipo y por conocimientos técnicos.

3.- Durante muchos años has compatibilizado tu profesión como arquitecto con tu pasión por la fotografía. ¿Cómo se han influenciado ambas actividades? A corto plazo vas a jubilarte, ¿qué va a suponer tu nueva etapa en relación a futuros proyectos fotográficos?
Realmente pienso que son dos actividades que tienen lugares comunes, en ambas es importante la creatividad, la composición y el equilibrio de formas, colores, etc. Son claves para obtener un buen resultado final. Por otra parte, en fotografía de arquitectura, que sí practico de forma profesional, ayuda mi formación, a la hora de plasmar un edificio en imágenes en 2D.

Mi próxima jubilación me va a dar, sobre todo, tiempo y disponibilidad, para poder realizar muchos de los proyectos que llevan años en mi cabeza y que, por fin, podré hacer realidad.

Galería de fotografías tomadas por Katy Gómez:

Galería de fotografías tomadas por Javier Milla: