Comenzar un año con un viaje es algo que me apasiona y me llena de nueva energía para afrontar los retos que se presenten. La percepción del viaje como un devenir vital, más que una simple acumulación de trofeos, ha sido una inquietud que me acompaña desde hace tiempo. Arraigada en mi personalidad, esta idea de viaje va unida “sine qua non” a la fotografía.
En la Odisea de Homero, el viaje se entrelaza con la epopeya de Ulises mientras surca mares desconocidos y enfrenta desafíos inimaginables. Con estos referentes, emprendí un viaje de cuatro jornadas el pasado 2 de enero. Partí desde Madrid (España) con destino final en Aveiro (Portugal), haciendo una parada obligada en Ciudad Rodrigo, mi Ítaca particular. Equipado con mi cámara Fujifilm X-Pro3 y los Fujinon XF35mmF2 R WR, XF23mmF1.4 R LM WR y XF18mmF1.4 R LM WR.
Al igual que Ulises captura sus experiencias en cada etapa del periplo, las cámaras Fujifilm, con sus simulaciones de película, permiten capturar la esencia única de cada momento. Cada simulación emula una película clásica, añadiendo un matiz especial y evocador a las imágenes, como si cada fotografía tejiera su propio relato.
En la encrucijada entre la mitología y la tecnología, la Odisea y las cámaras Fujifilm convergen en la narrativa de un viaje. Ambos buscan capturar la esencia de la experiencia humana y fotográfica, ya sea enfrentando criaturas mitológicas o revelando la belleza en cada clic del obturador. Un viaje que comienza en el barrio madrileño de Vicálvaro y culmina a orillas del Atlántico.
Fotografías tomadas con la simulación de película Astia:
Fotografías tomadas con la simulación de película Classic Negative:
Fotografías tomadas con la simulación de película Classic Chrome:
Fotografías tomadas con la simulación de película Pro Neg HI:
Fotografías tomadas con la simulación de película Pro Neg Standard:
Fotografías tomadas con la simulación de película Velvia: