Hubo un tiempo no muy lejano en el que tomar una fotografía era un misterio sin resolver. ¿Saldrá la foto tal y como la he imaginado? Esa era una pregunta habitual cada vez que pulsábamos el obturador y nos enfrentábamos a días de espera hasta comprobar nuestra destreza con una cámara en las manos.
Llegó la fotografía digital y, de pronto, el misterio se resolvió al instante. El mundo de las imágenes había cambiado para siempre. No había desaparecido la magia de la fotografía, sino que ahora la magia se manifestaba de una manera muy diferente, incluso en formatos que jamás habíamos imaginado. Fue entonces cuando Fujifilm se dio cuenta que debían reinventarse.
Un gran reto, que Fujifilm afrontó con audacia y valentía, llevando a cabo una completa reconversión, incluyendo su imagen corporativa y, en cuestión de pocos años, se transformaron en una empresa digital.
Aun así, su corazón analógico nunca ha dejado de latir. Sus nuevas cámaras instantáneas le dieron el impulso necesario para volver a latir con fuerza, recobrando glorias no tan lejanas. La lógica invitaba a pensar que ese momento de esplendor sería fugaz, pero rompieron todos los pronósticos. No solo fueron capaces de mantener viva su fotografía Instax, sino que consiguieron revitalizar el casi olvidado carrete analógico. Nostalgia fotográfica en estado puro.
Y qué decir de la impresión fotográfica. Sí, de acuerdo, está muy bien visualizar fotos en Instagram y pasarlas a la velocidad de la luz. Pero verlas impresas y experimentar el deleite de tenerlas en tus manos, apreciando la calidad del papel fotográfico es otra historia. Pues bien, en Fujifilm, también han conseguido mantener vivo el mundo de la impresión y prueba de ello, es su maravillosa red de tiendas Wonder Photo Shop.
Lee el artículo original publicado en la revista Harpo Magazine aquí.
Autora de la fotografía de portada: © Bárbara Balcells Matas.